Los buses se pueden esperar solos o en compañía, con lluvia, viento, frío o calor. Se pueden esperar en silencio o hablando, escuchando música o leyendo. En las paradas se pueden trabar amistades e incluso ligues. Hay quien dice que se puede encontrar trabajo. En cualquier caso es fácil pillar un resfriado o una insolación. Mejor no tener prisa, la circulación es lenta y pesada. La crisis disminuye el transporte privado y la frecuencia de algunas líneas. Las paradas de autobús de Barcelona suelen ser utilizadas por los ciudadanos más frágiles. Mejorar la cantidad y calidad de los asientos es una urgencia que clama al cielo.
